Así nos introducimos en el Museo de las Frustraciones que nos avanza solo hacia el pasado, introduciéndonos en un mundo que no es nuestro pero que se nos es heredado, orgullosos debemos aceptarlo y valientes nos apropiamos de cada pieza, ubicándolas armoniosamente en nuestros deseos por alcanzar, señaladas con dedicatorias que no llevan otro nombre que el que no es nuestro. Así vaciamos el Museo de las Frustraciones pasadas para darle lugar al de las futuras.
Luego la vida nos asfixia, respirando polvo decidimos abrir una ventana que nos lleve a ese espacio de aire fresco, renovado y luminoso, que nos presenta ese mundo de sueños y deseos que no murieron, que persisten mientras vivamos.
Tímidos optamos por observarlos y seguir camino, dejándolos latentes, molestos de su quietud y en un futuro regalarlos lastimosamente, o vivaces decidimos tomarlos, manipularlos y llevarlos a lo más profundo de su completud, saliendo satisfechos y saciados de logros.
Pero qué tristeza nos invade cuando abandonamos el Museo de las Frustraciones, dejándolas insatisfechas, llevándonos nuestra vitalidad para lograrlas, cuánta culpa provoca desechar frustraciones ajenas… dejándolas agonizando en el Museo de las Frustraciones Frustradas.
Una vez lei que la naturaleza, que todo lo puede invento el caminante porque no podia crear sus propios caminos...
ResponderEliminarmuchas veces nos crian(por no decir todas) con la idea de hacernos mejores personas y mas felices y capaces que lo que fueron nuestros antepasados.
Sin medir por supuesto, la presion a la que somos sometidos y como siempre volvemos a repetir frases como: "que no le pase lo mismo que a mi" "que no sufra como yo"...
Acaba de darme tema para la terapia de la semana.